Llegó el verano y con él las altas temperaturas, que cuando alcanzan valores extremos suponen un riesgo para la salud de los humanos, aunque también para sus mascotas. En el presente artículo se van a dar consejos para prevenir un golpe de calor en nuestros queridos animales de compañía.
¿Qué es el golpe de calor?
El golpe de calor es una condición grave que sucede cuando la temperatura corporal de un perro o gato supera los 40ºC. Son situaciones que ocurren en episodios de calor extremo y humedad elevada.
Hay que entender que, a diferencia de lo que sucede con los humanos, los perros no sudan por toda la piel, sino que regulan su temperatura con el jadeo y unas pequeñas glándulas situadas en las almohadillas. Sin embargo, este proceso de regulación es lento y a veces no es suficiente para controlar y reducir su temperatura eficientemente.
En el caso de los gatos, para regular su temperatura corporal, aprovechan la evaporación de la saliva que dejan en su pelaje en sus sesiones de acicalamiento.
Asimismo, hay que tener siempre presente que sufrir un golpe de calor se considera una emergencia veterinaria, ya que puede ser mortal en tan solo 15 minutos, es tan peligrosa que alrededor del 40% de los animales que lo sufren tienen posibilidades de fallecer. Por este motivo, lo mejor que se puede hacer es prevenirlo siguiendo los siguientes consejos.
¿Cómo se puede prevenir el golpe de calor en perros y gatos?
En verano, son múltiples las situaciones en las que los perros o los gatos están expuestos a posibles golpes de calor. Por poner solo algunos ejemplos, nunca se les debe dejar encerrados en vehículos o en terrazas acristaladas ni mantenerlos atados al sol en el exterior, como tampoco resulta recomendable salir a dar paseos con temperaturas muy elevadas. Este último aspecto es especialmente peligroso para perros adultos o en las razas braquicéfalas, como el bulldog o el bóxer. Además, siempre es mejor optar por zonas verdes a la hora de salir, ya que las áreas urbanas retienen más calor y el asfalto está verdaderamente caliente con lo que se sienten verdaderamente perjudicados en sus patas.

Proporcionar siempre agua fresca y sombra
En casa, es fácil garantizarle al animal que siempre tenga acceso a agua fresca y pueda permanecer a la sombra, pero en los paseos hay que hacerlo también. Por este motivo, a la hora de sacar a una mascota fuera siempre hay que llevar agua y un recipiente donde tenga fácil su ingesta, así como elegir solo áreas sombreadas.
Evitar el ejercicio intenso
Durante el verano, hay que descender la cantidad de ejercicio, tanto en su duración como en su nivel de intensidad. El calor agota a las mascotas y hay que optar por actividades suaves, reduciendo el exceso de esfuerzo físico.
No cortar el pelo en exceso
Otra práctica bastante frecuente pensando que estará más fresca es la de pelar a la mascota cuando llegan las altas temperaturas, pero en realidad no es nada recomendable. Contrariamente a la creencia popular, cortarle el pelo en exceso no es buena idea porque el pelo actúa como una protección contra el sol y el calor, formando una cámara de aire que separa la piel del medio ambiente. Además, los perros blancos con piel clara pueden quemarse por la acción de los rayos solares, siendo este pelaje su mayor protección.
Qué hacer ante un golpe de calor en perros o gatos
Aunque lo mejor es prevenir la temida situación de golpe de calor, en caso de que suceda, hay que tratarlo de inmediato y llevar a la mascota lo antes posible al veterinario. No obstante, si la situación es tan grave que no hay tiempo para trasladar al animal a la clínica, hay que bajarle la temperatura, aunque no puede hacerse de cualquier manera.
En primer lugar, hay que trasladarlo a un sitio fresco, aplicando frío en la cabeza, el cuello, las ingles y las axilas. De este modo, se refresca la sangre que va hacia el cerebro, evitando un posible daño cerebral, y se bajará la velocidad con la que respira.
En segundo lugar, se debe mojar al animal, pero no con agua muy fría, y humedecerle la boca. Cuando veamos que la respiración se ha normalizado, se le puede dar agua para que beba, pero sin forzar, pues podría ser incapaz de tragar y ahogarse.
A pesar de todos estos esfuerzos, es esencial que en cuanto el animal se encuentre mejor se le traslade al centro veterinario para que le haga un reconocimiento y le administre la medicación adecuada con la que se recupere por completo.