Cuantas veces hemos visto a nuestra gata desbrozar nuestra hermosa planta. Los gatos, por mucho que les avisemos, poseen el instinto natural de acercarse a nuestras macetas y arriates y arruinar a bocados muchas de nuestras plantas.

Que los gatos coman este tipo de verde es completamente instintivo, con un beneficio evolutivo para ellos, según se asegura desde la convención anual de la Sociedad Internacional de Etología Aplicada en Bergen, Noruega. Según estudios realizados en chimpancés y otros animales en estado salvaje, ingerir hierba para después expulsarla, tal y como hacen los gatos domésticos, tiene la función de expulsar del organismo posibles parásitos intestinales. Este efecto se produce como consecuencia del aumento de la actividad muscular en el tracto digestivo.

Es bastante difícil que nuestros queridos felinos corran el riesgo, hoy día, de contraer estos parásitos, pero la memoria genética sigue presente en ellos y, por lo tanto, no dudarán en comer algún tipo de hierba u hoja sencilla de digerir con este propósito.

Sin embargo, desgraciadamente para los gatos que tenemos en casa, alguna de las plantas más comunes que adornan nuestros rincones y espacios ajardinados son tóxicas e incluso venenosas para ellos. En algunos casos puede afectarle tan negativamente que pueden llegar a acabar con sus vidas.

Cómo saber que nuestro gato sufre de una intoxicación por ingesta de plantas

Los síntomas más comunes para saber que nuestro gato sufre de este tipo de problemas pueden ser digestivos (vómitos, diarreas, exceso de salivación, falta de apetito, dificultad para tragar…), respiratorios (respira con dificultad, de manera irregular, muy rápido o excesivamente lento).

Por otro lado, también puede detectarse observando su piel, ya que presentará algunos detalles dermatológicos anormales (dermatitis, es decir, enrojecimiento e inflamación de la piel, pero también picor y escozor, pérdida de pelo y dolor e hinchazón en los labios, lengua y boca). También puede presentar síntomas cardiacos (latidos irregulares, cambios en el ritmo cardiaco), renales (vómitos, deshidratación o beber y orinar en exceso), y neurológicos (convulsiones, temblores, pérdida del equilibrio, letargo, debilidad e incluso parálisis).

En cualquier caso, si se tiene una mínima duda de que nuestro minino ha mordisqueado alguna de las plantas que vamos a citar a continuación, lo más aconsejable será acudir al veterinario especialista de confianza lo antes posible. Intentaremos proporcionarle la mayor información posible de lo ocurrido; ¿qué planta ha ingerido? ¿cuánta cantidad? ¿hace cuánto tiempo? ¿qué síntomas presenta el animal? ¿cómo ha ido evolucionando su estado?…

Plantas más peligrosas para nuestros gatos

Son más de las que en principio pudiéramos suponer y algunas son bastante habituales en nuestros salones y estancias, patios, terrazas y jardines. En caso de descubrir que es alguna del siguiente listado, procederemos a recolocarla en un lugar al que el gato no tenga acceso.

La hiedra

Una de las plantas colgantes más comunes en cualquier hogar, su dureza y carencia de cuidados la hacen viable casi en cualquier condición. Se utiliza para cubrir fachadas, vallas y, sobre todo, en la decoración de interiores. Se trata, en cualquier caso, de una planta muy tóxica tanto para gatos como para perros. Sus síntomas son los vómitos y el dolor abdominal. Ocasionalmente, también pueden sufrir de dificultad al tragar, hiperventilación y diarreas.

El espatifilo

Algo menos común, pero también habitual, sobre todo en interiores, sus hojas presentan un verde intenso y su floración llama poderosamente la atención. En este caso, el animal sufrirá de irritación de boca, lengua y labios, así como ardor intenso, un exceso de babas, vómitos y dificultad para tragar.

El aloe vera

Siendo esta planta una de las más recomendadas para los hogares por sus muchas utilidades y beneficios a la salud de las personas, representa un serio peligro para nuestros gatos. Son plantas carnosas, con la que se crean un buen número de remedios caseros, que queda bien en cualquier sitio, creciendo fácilmente, con pocos cuidados. El aloe vera puede producir diarrea, letargia y vómitos.

El poto

Otra de esas plantas que forman parte de cualquier hogar que quiera tener una planta bonita, con un intenso color verde, resistente, de crecimiento rápido y que cuelgue y trepe. Un todo terreno que, sin embargo, resulta muy peligroso para nuestros compañeros los felinos. Los potos producen en los gatos que la ingieren irritación y quemazón en la lengua, labios y boca. También es frecuente que babeen en exceso, tengan vómitos y traguen con dificultad.

Otras plantas que deberíamos tener la precaución de alejarlas de los gatos son la hortensia, la adelfa, el eucalipto, el lirio, la amarilis, la flor de pascua, la margarita, la azalea, el helecho, el narciso, la azucena, la peonia, el ciclamen, el tulipán, el laurel y el crisantemo, entre otras.